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Un pólder es una palabra neerlandesa que designa las superficies terrestres ganadas al Mar del Norte. Esta técnica se desarrolló por primera vez en el siglo XII,[1] en la región de Flandes. Los neerlandeses se han convertido en auténticos maestros en el arte de conquistar las tierras situadas a orillas del mar, que se hallan a su mismo nivel o inferior, para darles de esta forma un aprovechamiento agrícola.[2]
Uno de los ejemplos más significativos de pólder lo encontramos en el lago de IJssel, parcialmente desecado y cultivado. Este tipo de técnicas han sido aplicadas en otros lugares del mundo: consisten en aislar por medio de diques un espacio cubierto por el mar, permanentemente o durante la marea alta. La desecación se realiza mediante el bombeo hacia el mar del excedente de agua de la cubeta artificial resultante, construyendo a continuación una red de drenajes y canales que conducen las aguas pluviales y evitan el encenagamiento de los suelos. Este proceso da lugar a un paisaje geométrico, animado antaño por bombas de agua movidas por el viento, en forma de molinos, cuya función era activar las maquinarias de captación del agua, con el fin de reconducirla a través del sistema de canales.[3]
Por extensión, el término «pólder» se aplica a todos los terrenos húmedos (como marismas, lagos y llanuras aluviales) que han sido desecados con fines agrícolas, industriales o portuarios. Fuera de los Países Bajos, se han construido pólderes principalmente en Francia (antiguas marismas costeras de La Vendée, Saintogne), en Bélgica, en Italia (en la Toscana, el Lacio y el Véneto), en España (en Andalucía y en Asturias), en Israel (en el Valle de Jule), en Portugal, en Japón, en Egipto y en Singapur (Isla Jurong).